martes, 10 de mayo de 2016

Ramses (Madrid)

Pocas veces he sentido tanta necesidad de acudir rápidamente a mi ordenador para escribir en mi blog como anoche. Fuimos a conocer la cocina del nuevo Ramses. Se trata de un nuevo espacio de ocio que forma parte del nuevo hotel Hospes de la Plaza de la Independencia; un local enorme, al más puro estilo P. Starck, que consta de un bar de copas abajo, un restaurante en el piso superior (que llaman bistrot), y un bar de tapas (llamado petit) y barra de cocteles en la planta calle. Este “petit” es el que tuvimos la mala suerte de conocer anoche.

Ambiente moderno y de diseño, pero agradable. Público “cool”. La comida sin embargo, como veremos ahora, de lo peor que hemos conocido nunca. Hicimos picoteo. Empezamos con una ensalada de trigueros, rucola, piñones y parmesano. Correcta. Ricas las galletitas crujientes de parmesano que acompañaban. Seguimos con un foie micuit con reducción de jerez. ¡¡Infumable!!

Después, croquetas de berenjenas y queso, que llegaron frías y con una masa compacta que las hacía incomestibles.

Una de las recomendaciones especiales de la casa, los mejillones al curry verde, directamente nos los dejamos. La mitad, secos y muy pasados; la otra mitad, crudos. Para colmo, la salsa sin ligar. Horrible.

Como platos principales, un marisco y dos carnes. Primero, una tempura de soft shell crab. Salada, sin sabor. Después, presa ibérica. No había quién se la comiera. Sabía más a hígado (seguro que no era hígado??) que a otra cosa, y parecía una suela de zapato. Por último, dos brochetas de solomillo y champiñones, probablemente lo mejor de la cena, gracias a los champiñones.

De postre, un helado de yogur con salsa de frutos rojos, que no era helado, sino yogur natural, sin nada de azúcar, regado de muesli; y una mousse de tres chocolates, correcta.

El servicio bueno. El precio… la verdad, me sentí estafado…

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